Se rumora que esa dama es muy sofisticada
y, en realidad, es insoportable.
Es egoísta y ruin; es que las reinas son así.
Su corazón no es amable.
Cerilla en sus orejas hay
y pulgas bajo su diván,
un grano tiene en la nariz,
entre los dedos suciedad,
su pelo no sabe lavar,
la ropa no se ha de cambiar
y no la vamos a querer.
No queremos, no queremos,
a la emperatriz no queremos.
Ni siquiera la conocen, ya no deben insultarla.
Si ella los escucha, se podría enojar.
Ella siempre está solita y quisiera una cosita:
tener amigos para poder jugar.
Un cuento no sabe contar
y un globo nunca quiere inflar.
Realmente, es una atrocidad.
Estaría triste si pudiera escuchar.
No nos importa, de verdad.
No queremos, no queremos,
a la emperatriz no queremos.
Mas lo que me trastorna y realmente me incomoda,
es tan grave que siento que comienzo a llorar.
Es un globo especial de tamaño colosal.
Ojalá en él pudiéramos volar.
Ya sabes por qué, el porqué
a la emperatriz no queremos.
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